El diario El Tiempo lo registró así: “A todo lo largo de la Avenida Jiménez de Quesada, es decir, siguiendo su antiguo cause natural el río San Francisco salido de su colector siguió su marcha arrolladora, sembrando el pánico, inundando el comercio y causando desastres. El centro de pequeños comerciantes, en el antiguo parqueadero de San Victorino, que está a nivel inferior al de la Plaza de Nariño, se convirtió en un lago” (5 de diciembre de 1966).